Mejor decir "Noche 1" considerando que llegamos a Cali a las 10 pm y qué mejor plan que visitar la fila de los campuseros. Habían pocas personas comparado a años anteriores, unos durmiendo, otros jugando, otros viendo películas, otros mejor no saber...
Era una noche tranquila, sólo los visitantes hacían ruido y despertaban a la gente con sus maldades, hasta que el agua levantó a unos cuantos... No, no llovió, pero los rociadores de los jardines hicieron de las suyas.
No lo pude evitar, me reí a carcajadas, los dormidos se levantaban sin entender qué pasaba; quienes tenían su computador a mano procuraban cubrirlo a toda costa del agua (Aquí es cuando les recuerdo que tengo experiencia en desintoxicar portátiles que beben y comen, en otro post explico el procedimiento). Algunos se mojaron más que otros, especialmente los que pensaron que era apenas una rociadita y no se movieron a la primera pasada del rociador. No recuerdo cuántas veces se lavaron, pero sí recuerdo que me reí en todas las ocasiones.
Acá les dejo un video del suceso, grabado por Jonathan Maderos, un amigo venezolano.
Ya entrada la madrugada, el cansancio nos venció y el ambiente campusero estaba muy dormido para mantener nuestra atención. Quisimos reír una vez más cuando llegó un grupo de campuseros, diciéndoles que el espacio cerca a la barda derecha estaba disponible, pero no faltó la persona amable que los salvó de la lavada y nos dañó el plan.
Era una noche tranquila, sólo los visitantes hacían ruido y despertaban a la gente con sus maldades, hasta que el agua levantó a unos cuantos... No, no llovió, pero los rociadores de los jardines hicieron de las suyas.
No lo pude evitar, me reí a carcajadas, los dormidos se levantaban sin entender qué pasaba; quienes tenían su computador a mano procuraban cubrirlo a toda costa del agua (Aquí es cuando les recuerdo que tengo experiencia en desintoxicar portátiles que beben y comen, en otro post explico el procedimiento). Algunos se mojaron más que otros, especialmente los que pensaron que era apenas una rociadita y no se movieron a la primera pasada del rociador. No recuerdo cuántas veces se lavaron, pero sí recuerdo que me reí en todas las ocasiones.
Acá les dejo un video del suceso, grabado por Jonathan Maderos, un amigo venezolano.
Ya entrada la madrugada, el cansancio nos venció y el ambiente campusero estaba muy dormido para mantener nuestra atención. Quisimos reír una vez más cuando llegó un grupo de campuseros, diciéndoles que el espacio cerca a la barda derecha estaba disponible, pero no faltó la persona amable que los salvó de la lavada y nos dañó el plan.
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