miércoles, 25 de agosto de 2010

Agosto 25 de 2010 12:30 p.m.

Amanecí en el limbo, muchas cosas por hacer, muchas ganas de hacerlas, pero estornudo y siento escalofrío, los ojos llorosos nublan mi vista y no me concentro en lo que tengo que hacer...

Me levanto del sillón y voy a la cocina, busco algo para tomar. En la alacena hay jugo, gaseosa, leche... nada me llama la atención, tal vez si tomara algo caliente, una aromática o un té. Soy aficionada al té desde que viajé a China y tengo de varios tipos: verde, rojo, buenas noches, ellas,... Me decido por un té verde, pongo el agua a hervir en la estufa y espero... espero... sigo esperando pero hoy no es un día en el que pueda hacer mofa de mi paciencia. Miro a través de la ventana, veo el cielo gris, opaco, como mi mente, que no logro aclarar. Comienzo a sentir una piquiña, dentro muy dentro de mi nariz. Oh! no! No quiero tener gripa, no quiero sentirme enferma, no hoy, no cuando hay tantas cosas por hacer y tan poco tiempo para hacerlas. Se escucha un sonido de ebullición y caigo en cuenta del agua en la estufa, alisto un pocillo con la tisana de té verde y vierto el agua hirviendo, espero 2 minutos como recomiendan los expertos y lo llevo a mi escritorio, donde espero a que enfríe un poco para tomarlo...

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